Por Guillermo Rivera Flores
Estudiante de Pedagogía en Historia y Geografía, Universidad de La Serena.
La historia de Don Aldo Leyton habla sobre el conocimiento silencioso, concepto descrito en su momento por Carlos Castaneda en las enseñanzas de Don Juan Matus, para comprender un conocimiento ancestral sobre la naturaleza del hombre y los mundos que lo rodean. En esta oportunidad el conocimiento silencioso será orientado en una perspectiva pedagógica, con la intención de destacar la educación en la experiencia y la trascendencia de los relatos en el aprendizaje de la medicina y su entorno.
Aldo es “meico” yerbatero del pueblo de Pelicana, ubicado a un costado de la ruta 41, provincia del Elqui, La Serena. Su casa es el lugar dónde atiende las consultas médicas de las personas que le conocen por la labor de su padre, y que hoy reconocen en él una herencia de sus habilidades curativas desde su amplio conocimiento de las plantas medicinales locales. Durante cada relato Aldo nos cautivó con la relación espiritual y afectiva que mantiene con su padre Don Humberto Vigorena, quién según confiesa: más que un papá para mí fue un amigo y un maestro de las cosas que sé ahora.
Como te digo yo soy de la cuarta generación de los que conocimos de la historia, por ser, a mí esto me lo me hereda mi viejo, yo me transformé en hijo siendo su ahijado, él lo heredó de la abuelita que se saltó una generación, porque mi papá tuvo hartos tíos.
El conocimiento de Aldo de la medicina natural es algo que ha ido aprendiendo durante mucho tiempo, acompañando a su papá en las consultas, cuidando de él en períodos de necesidad, momentos en que las enseñanzas de don Humberto trasmitidas por tanto tiempo a su ahijado, adquieren un fuerte valor y significado.
Después, con el tiempo tuve opciones de irme, pero mi viejo se envejeció y yo me trasformé en su hijo, éramos dos almas muy bien ensambladas. Yo lo levantaba lo acostaba, le escribía las recetas, eso nos fue enseñando y aprendiendo.
El tiempo no significo nunca para él un apuro por aprender, del mismo modo opera el tiempo en el proceso de aprendizaje, el estudiante aprenderá lo esperado en el tiempo conveniente para que dicho conocimiento adquiera valor y trascendencia en sus acciones. Como también puede ser un proceso sorprendente del cual los tiempos sean impredecibles y el valor de lo aprendido algo inmensurable.
Los relatos de los aprendizajes de Don Aldo enseñan un entorno con tiempos que difieren de los que percibimos como modernidad, aclarando que el presente es una época repleta de fisuras, en la cual se puede viajar entre tiempos, visitando lugares, conociendo las historias de las personas, y aprender por medio de los relatos las enseñanzas de otro tiempo.
La forma en la que Aldo aprendió la medicina natural y otras habilidades curativas responde a un proceso de conocer y aprender su entorno por medio de la experiencia y el afecto con el que don Humberto heredó su conocimiento a Aldo. Este es el conocimiento silencioso que aguarda en el estudiante, esperando el tiempo y el espacio para manifestarse en un acto sincero, pues el conocer esta presente como la finalidad en cada verbo, mientras que el conocimiento aguardará silencioso para expresarse y ser heredado a quien desea aprender.