Desde niños solemos preguntarnos y buscar respuestas acerca de lo que sucede a nuestro alrededor, quiénes somos, porqué estamos aquí, cuál es nuestra misión en el mundo o cuál es nuestra relación con el mundo que nos rodea. Algunos científicos como Puthoff y Braud buscaban respuesta a la utilidad de los efectos de las medicinas alternativas, puesto que sus estudios sugerían una serie de ideas metafísicas acerca de la relación del hombre con el mundo, además de algunas consideraciones prácticas de las que todavía no obtenían respuestas, tales como la incidencia de las oraciones para sanar enfermedades, el poder curativo de las terapias de grupo y la conexión extrasensorial que surge entre los participantes, la que, además, evidenciaba mejoras en el estado de salud y en la esperanza de vida de los enfermos.
Es común relacionar aquellas interrogantes a la existencia de un ser superior o de un Dios, lo que podría explicar algunos sucesos de la historia y que no tienen respuestas científicas que expliquen su causa u origen. Pero ¿qué certeza existe de que la conexión sanatoria entre las personas enfermas y los oradores está dado por la existencia de un Dios o sí más bien esa conexión sanatoria está dada por el sentimiento de pertenencia que surge de la relación entre las personas enfermas, como en las terapias de grupo, donde las personas establecen relaciones, se conocen y se entregan contención mutua a través de la energía, lo que se refleja en el bienestar de los enfermos? Como se plantea en El Campo, cuando se implican las emociones y la mente, nos concentramos profundamente en las acciones que realizamos, lo que contribuye al sentimiento de pertenencia al sentirse acogido y valorado por el grupo al que pertenece, como en las terapias de grupos con enfermos de SIDA, cáncer o depresión.
MacTaggard platea que actuamos en base a la idea de que toda comunicación en el universo es una frecuencia pulsante, y “el campo” ofrece la base para que todo se comunique con todo, por ejemplo, las células y el ADN se comunican por medio de frecuencias y el cerebro percibe los estímulos externos y hace su propio registro del mundo a través de ondas pulsantes, puesto que hay una estructura subyacente al universo que, en esencia, es el medio donde se registra todo y se ofrece los medios para que cada cosa se comunique con todas las demás. Somos inseparables de nuestro entorno y no somos seres aislados viviendo en un planeta solitario y en el seno de un universo indiferente ya que necesitamos de la presencia del otro para sobrevivir.
No podemos estar seguros de la existencia de algún Dios o ser superior, pero es evidente que la energía se concentra en un fin, como la sanación de enfermos que produce mejoras reales en la vida de las personas. La conexión extrasensorial que se produce al entrar en contacto con otras personas, la contención y el apoyo de grupo, puede brindar la acogida y pertenencia que los enfermos necesitan para sanarse o mejorar sus estados de salud, a través de la energía concentrada en la sanación de sí mismo y de los demás, puesto que, en todos los sentidos, tenemos nuestras vidas en nuestras propias manos.